domingo, 30 de enero de 2022

 El tamal, alimento protagonista en la fiesta de la Candelaria y el inicio del ciclo agrícola

· Su consumo data de tiempos prehispánicos, cuando era parte de los platillos que se preparaban en festividades rituales como las dedicadas al maíz

       · En San Miguel Canoa, Aparicio y La Resurrección, en Puebla, la bendición de las semillas y las ofrendas dedicadas a la tierra cada vez se practican menos, ya que los terrenos de cultivo se han transformado en lotes residenciales o de otros usos.

 · Sobre esta tradición, la DGCPIU ha preparado materiales que se difundirán a través de Contigo en la distancia y en @CulturasPopularesOficial en Facebook y @dgcpopulares en Twitter

Alimento protagónico de estas fechas, el tamal da cuenta del sincretismo cultural de México al vincularse con los ciclos festivo y agrícola, presentes en las creencias de diversos pueblos indígenas de México y en la religión católica.

El tamal forma parte de la gastronomía de diversos pueblos, su origen es ancestral y en la época prehispánica se consumía en fechas significativas y en ritos dedicados a diversas deidades.

Su nombre proviene del náhuatl tamalli (“bollo de maíz envuelto en hojas y cocido al vapor”) y desde mucho antes del periodo Colonial se consume el 2 de febrero, Día de la Candelaria.

Con el propósito de dar a conocer la riqueza cultural de esta celebración, parte de la cultura alimentaria, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través de las redes sociales de la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas (@dgcpopulares en Twitter y @CulturasPopularesOficial en Facebook), así como en la plataforma Contigo en la distancia (contigoenladistancia.cultura.gob.mx), presentará diversos contenidos sobre la relación festiva y ritual de este alimento.

En un video, la coordinadora de Arte Popular de la DGCPIU, la antropóloga Amparo Rincón Pérez, abordará el sincretismo en esta tradición que, por un lado, se vincula al inicio del ciclo agrícola y, por el otro, al proceso evangelizador.

Esta amalgama de creencias rituales es evidente en tradiciones como llevar a bendecir al templo una figura del Niño Dios y posteriormente celebrar con tamales; o bien, apartar este día para que, quienes encontraron al “muñequito” en la rosca de Reyes (6 de enero) repartan tamales de sabores dulces y salados a la familia o amigos que fueron testigos.

En palabras de Rincón Pérez, en esta fecha las mujeres, hombres y familias acuden al templo para bendecir al Niño Dios y, a su vez, sus semillas de maíz, frijol y calabaza, entre otras. Las y los creyente piden que se les conceda una buena milpa y cosecha.

Aún hoy, en comunidades de Morelos, por ejemplo, se ofrendan a la tierra tamales de ceniza. En las localidades de Miguel Canoa, Aparicio y La Resurrección, en Puebla, la bendición de las semillas y las ofrendas dedicadas a la tierra cada vez se practican menos, ya que los terrenos de cultivo se han transformado en lotes residenciales o de otros usos.

En @CulturasPopularesOficial en Facebook se llevará a cabo el Conversatorio virtual “¡El que nace para tamal...! Día de la Candelaria: alimento, fiesta y ritual”. El 1 de febrero, a las 12:00 horas, la cronista urbana y editora de la Revista Baladí, Susana Colín Moya, hablará sobre “Santa Anita y sus tamales con memoria lacustre”. Esta zona de la Ciudad de México fue famosa desde tiempos prehispánicos por elaborar este alimento con productos obtenidos del canal de La Viga y las chinampas que existían en el lugar.

En tanto, el 2 de febrero, a las 12:00 horas, Edith Yesenia Peña Sánchez, investigadora de la cultura alimentaria y cocineras tradicionales del Instituto Nacional de Antropología e Historia, abordará “Los alimentos en el ciclo ritual de la Candelaria”, relacionando la tradición católica y la práctica de honrar al maíz por parte de los pueblos originarios de México.

Desde hace 30 años, el Museo Nacional de Culturas Populares celebra con una feria dedicada a este alimento que, por segunda ocasión, se pospondrá ante la presencia de COVID-19. Sin embargo, al ser uno de los encuentros gastronómicos más esperados para las y los visitantes de este recinto, en las redes de la DGCPIU se compartirán algunas fotografías históricas que rememorarán cómo se han vivido las ediciones pasadas.

Además, las y los usuarios podrán conocer la diversidad de técnicas e ingredientes con los que se preparan y rellenan los tamales, así como los distintos sabores de atoles, a través de tres entrevistas videograbadas con las cocineras Rosa Elvia Esquivel de la Cruz (Ocoyoacac, Estado de México), Nora Lorena Estrada González (Xochimilco, Ciudad de México) y María Teresa Solís López (Ixtenco, Tlaxcala); esta última, ganadora del primer concurso gastronómico ¿A qué sabe la patria?

 

lunes, 24 de enero de 2022

 El hallazgo de numerosos restos humanos revela dolorosa historia del Hospital de San Roque, en Puebla

· Se han encontrado nueve esqueletos y huesos dispersos que corresponden a mujeres embarazadas, nonatos y un individuo fallecido por traumatismo craneoencefálico

· El salvamento arqueológico del INAH acompaña las obras de restauración que se realizan para crear el Museo de la Talavera y Arte Popular de Puebla

Una dolorosa historia ha sido develada a partir de un proyecto de salvamento arqueológico que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a través del Centro INAH Puebla, realiza en el antiguo Hospital de San Roque, en la capital de la entidad.

Al interior del inmueble, cuyos antecedentes constructivos se remontan al siglo XVI, un equipo de expertos ha recuperado evidencia de al menos nueve esqueletos humanos completos y numerosos restos óseos dispersos, algunos depositados en la que debió ser una fosa común y otros que muestran episodios violentos.

Este último caso, comenta la arqueóloga responsable del proyecto de salvamento, Elvia Cristina Sánchez de la Barquera Arroyo, es el de un individuo masculino que murió entre los 40 y 45 años de edad, y cuyo cráneo presenta dos lesiones en la región central del hueso frontal.

Descubierto por la arqueóloga Brenda Suárez, y analizado por la bióloga Felicitas Rojas, el cráneo de dicho hombre, al no mostrar evidencias de recuperación ósea, indicaría que el par de heridas le causaron la muerte por traumatismo craneoencefálico.

Otras osamentas que llaman la atención son las de dos mujeres, localizadas en distintas unidades de excavación por el arqueólogo Carlos Morales, cuyas costillas contenían huesos de nonatos con diversos estados de gestación. El hecho de que en otros sedimentos también se han ubicado restos de nonatos, “indica que hubo abortos al interior del lugar y que eran arrojados a las fosas”.

Fundado por miembros de la Orden de la Caridad del Mártir San Hipólito, el Hospital de San Roque se creó para atender a los españoles que venían al Nuevo Mundo, siendo Puebla un punto medio entre Veracruz y la capital de la Nueva España.

Los hallazgos registrados por el equipo, integrado también por el arqueólogo Jorge Luis Rosales, corresponden a esqueletos en posición anatómica, entierros secundarios y numerosos huesos dispersos ubicados en los patios del inmueble hasta ahora excavados, por lo que no se puede hacer referencia a un panteón o un lugar específico para depositar los cadáveres.

Cabe destacar que aunque muchos de los restos humanos son de época virreinal, dada la presencia cercana de algunos tiestos vidriados y cerámicos, algunos no son tan antiguos y podrían corresponder al siglo XX, de acuerdo con su ubicación en estratos superiores de tierra y por el material asociado a estos.

Sin cristiana sepultura

En el año 2020, cuando los arqueólogos del Centro INAH Puebla, Sergio Suárez Cruz y Manuel Melgarejo Pérez, inspeccionaron el sitio, ya se vislumbraba la abundancia de restos óseos en el suelo del inmueble, por ello recomendaron desarrollar el salvamento arqueológico, aunado a los antecedentes de excavaciones realizadas por la arqueóloga Citlali Reynoso, en las que también se encontraron huesos humanos, e incluso material cerámico y lítico del periodo prehispánico.

Lo llamativo, explica Sergio Suárez, es que no se han encontrado ataúdes, clavos u otros indicios de que los cuerpos recibieron cristiana sepultura. Al contrario, los restos han sido hallados debajo de los pisos en patios y en cuartos, detrás de escaleras o en los arranques de columnas.

Inclusive, uno de los contextos se localizó a dos metros de profundidad, sin indicios de que se hayan cavado fosas para su colocación, dentro de una capa de tierra arenosa, propia de cuerpos de agua.

“Considero que pudieron fallecer debido a una crecida del río San Francisco –cercano al antiguo hospital–, lo cual debería corroborarse con geólogos y otros expertos”, refiere la arqueóloga Sánchez de la Barquera.

De hospital a museo

Tras cerrar sus puertas como hospital en el siglo pasado, el edificio entró en una etapa de abandono que facilitó a los buscadores de tesoros entrar en él. Así, saquearon la fuente de su patio principal y su material constructivo, lo cual afectó la estabilidad estructural del inmueble.

Ahora, recuperado por la actual administración estatal, el antiguo Hospital de San Roque está llamado a convertirse en el Museo de la Talavera y Arte Popular de Puebla, como un foro de exposición para los creadores de las regiones indígenas de la entidad.

Ante ello, el proyecto de salvamento arqueológico del INAH inició el pasado 13 de diciembre y se estima que dure hasta julio próximo, en sus fases de campo y de gabinete, acompañando a la empresa encargada de la restauración ante la posibilidad de registrar más hallazgos arqueológicos.

Los restos óseos recuperados están en procesos de limpieza y registro, para después resguardarlos en el Centro INAH Puebla y realizar futuros estudios, entre ellos su fechamiento para precisar la antigüedad. Procesos similares seguirán los elementos cerámicos, incluido un grupo de nueve objetos de época virreinal –jarras, platos, entre otros– recuperados con más del 50 por ciento de sus partes, los cuales serán restaurados como parte del proyecto.

“Estamos realmente trabajando en las entrañas del sitio, y lo que hemos encontrado es una historia triste a nivel humano, por la forma en que muchos de estos cuerpos fueron arrojados a las fosas sin un orden legal y sin lo que se dice cristiana sepultura”, finalizó la arqueóloga Elvia Sánchez.

 

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